sábado, 29 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
¡Apunta a lo Más Alto en el 2013!
En estos breves párrafos a continuación, usted aprenderá un principio importante de la abundancia lo cual hará que siempre esté enfocado correctamente.
Lo que usted recibirá en su vida está directamente relacionado a lo que cree y lo que espera.
Cada cuatro años la tensión del mundo es cautivada por los juegos olímpicos. Por unos cuantos días los mejores deportistas de todo el mundo se reúnen para competir entre sí.
Al ver las recientes olimpiadas es difícil recordar que hace unas décadas los expertos de atletismo declararon que nadie podría pasar la barrera de correr una milla en menos de 4 minutos.
Pero un día llego un joven que no creía en las opiniones de los expertos. No se fijó demasiado en las imposibilidades y comenzó a entrenarse creyendo firmemente que él rompería aquel record…
…y así fue…
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| Roger Bannister |
Roger Bannister
Menos de 10 años después de que Bannister rompiese el record, 336 corredores lograron la misma hazaña.
¿Qué sucedió? ¿Cómo lo lograron?
Es sencillo, la barrera que detenía a los atletas de correr una milla en menos de 4 minutos se encontraba en la mente de ellos. Este era el pensamiento clave.
Usted llegará tan lejos como su mente lo permita, por eso es importante que expanda su visión.
Mientras mayores sean los obstáculos a los que usted se enfrente en la vida, mayores serán sus resultados y satisfacciones.
Encuentre un propósito grande en su vida, algo que le motive cada mañana, un objetivo que no le permita gastar sus habilidades en cosas que no le edifiquen como persona. No hablo necesariamente de cosas materiales y personales como un auto último modelo o una casa lujosa… más bien algo que involucre el bienestar de muchas personas.
Si su sueño incluye mejorar la vida de otra gente y usted hace todo lo posible por alcanzar ese propósito, téngalo por seguro que se va a cumplir.
¿Existe acaso un logro más grande que aquel que involucre ayudar a los demás?
Puede que usted no reúna todas las cualidades necesarias, tal vez se vea como insignificante o débil, pero Dios lo ve como un vencedor, quiere una prueba de esto, pues lea el versículo a continuación:
“Pero Dios te dice: Mi bondad es todo lo que necesitas, porque cuando eres débil mi poder se hace más fuerte en ti”. 2Corintios 12:9a
No se fije tanto en sus debilidades, no existen las personas perfectas… las que triunfan y tienen éxito han cultivado a través de sus errores tres habilidades: constancia, perseverancia y sobre todo mucha humildad.
Si usted solo se fija en las cosas que no puede hacer, estará moldeando en su mente una figura de usted mismo que no es la correcta. Mucha gente hace esto y como consecuencia sufren de una baja autoestima y se sienten indignos de ser bendecidos en sus vidas.
No hay fracaso, tan solo aprendizaje.
No permita que esas ideas falsas sean un obstáculo para desarrollar y usar los talentos que Dios le ha dado. Usted puede experimentar de la abundancia, siempre y cuando apunte a lo más alto en su vida.
Dentro de su Planificación para el 2013 escriba ese propósito que incluya mejorar la vida de más personas, después haga una lluvia de ideas de cómo puede llevarlo a la práctica y por último implemente en su vida sólo lo que realmente cree que le dará resultados.
¿Recuerda la última vez que ayudó a otra persona?…y después ¿Cómo se sintió usted?
“El verdadero éxito consiste en conocer tu propósito, crecer hasta alcanzar tu máximo desarrollo y sembrar semillas para beneficiar a otros” John Maxwell
¡Siempre confíe en sus habilidades porque usted lo puede alcanzar!
Sobre el Autor Andrés Perlaza:
Escritor de diversos artículos sobre metodos, estrategias y técnicas relacionadas al coaching y liderazgo efectivo. Herramientas totalmente Gratis de Coaching en https://CoachingGratis.blogspot.com
Artículo escrito por el Autor Invitado: Andrés Perlaza
lunes, 24 de diciembre de 2012
Era un brillante ejecutivo. Pero duró apenas tres meses como gerente general. ¿Por qué?
Había hecho una brillante carrera corporativa. Había publicado libros de marketing y era un experto mundialmente reconocido en el tema. Sin embargo, sólo le llevó unos pocos meses fracasar como gerente general. ¿Qué pasó con él?
Cuando un joven profesional ingresa en una organización, sabe que su crecimiento depende, en gran medida, de su capacidad para convertirse en el mejor en la tarea que le toca desempeñar.
Así, dedica largas horas en especializarse en marketing, finanzas, recursos humanos o lo que fuere. Con el tiempo, su CV se engrosa de innumerables cursos y programas ejecutivos.
Al cabo de varios años de sudor, los más afortunados se convierten en ultra eficientes gerentes de área. Ellos saben todo lo que hay que saber sobre su especialidad.
Con un golpecito extra de habilidad (y suerte), tras unos años extra de esfuerzo, algunos llegan a la gerencia general. Es el momento soñado. Finalmente, tienen la oportunidad lograr grandes cambios, de hacer una diferencia en la organización.
Sin embargo, las cosas no salen como esperaban. Las ventas se estancan. La competencia muerde los talones. Largas horas se pierden en rumores de pasillo y maniobras de maquiavelismo corporativo. A los pocos meses, el directorio pide la cabeza del CEO. ¡Triste final para una brillante carrera corporativa!
Según un artículo de Harvard Business School, esta es una historia inmensamente común en las organizaciones. El proceso de transición de un gerente de área hacia la cúspide es extremadamente delicado. ¿Por qué? Sencillamente, porque hasta el mejor gerente de área en muchos casos no tiene lo que se necesita para ser un exitoso gerente general.
A lo largo de su carrera, los distintos ejecutivos suelen especializarse en sus respectivas áreas del negocio. Así, a través de una actualización continua, los gerentes de área se convierten en auténticos expertos en marketing, finanzas, recursos humanos o lo que fuere.
Sin embargo, cuando finalmente llegan al sillón del CEO, se dan cuenta de que lo que trabajosamente han ido aprendiendo les resulta de escasa ayuda a la hora de gestionar una organización compleja.
El gerente de área debe asegurarse de que las cosas se hagan con la máxima eficiencia posible dentro de los confines de su responsabilidad. El CEO, por el contrario, tiene la difícil tarea de integrar las diferentes áreas de la organización para que funcionen con coherencia y armonía. Contra la ultra especialización de los gerentes, el CEO debe ser capaz de tener una visión global de la organización y de las interconexiones entre las distintas unidades de negocio.
Como CEO, usted ya no estará en contacto directo con los clientes o los soldados rasos de la organización. Por lo tanto, el gran desafío será delegar acertadamente estas responsabilidades. Su trabajo consistirá cada vez menos en ocuparse de los procesos y cada vez más en encontrar, desarrollar y retener a las personas ideales para que estos procesos se desarrollen con eficiencia.
Es decir, el número uno debe tener la habilidad para construir y coordinar grupos de trabajo. Y, cerca de la cúspide de grandes organizaciones, esto no es tarea sencilla. El número uno debe inspirar confianza entre gerentes que compiten entre sí para convertirse en el próximo CEO. Se necesitan grandes dotes de liderazgo (y cintura política) para encauzar las pujas internas hacia el beneficio de la organización.
Por lo tanto, señala el artículo de Harvard, existe una profunda diferencia entre un buen gerente de área y un gran CEO. El gerente sabe lo que hay que hacer. El CEO sabe quién debe hacerlo.
Así, en estos tiempos de ultra especialización corporativa, la transición desde la gerencia de área a la gerencia general puede ser una verdadera odisea. En unos pocos meses, el gerente debe "olvidar" lo que ha aprendido en años para ponerse el traje de líder del CEO.
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